
martes, 3 de mayo de 2011
domingo, 1 de mayo de 2011
Mirar muy de cerca
Aun cuando pinta una figura es el paisaje lo que aparece.
Desde fines de la década de los treinta parece que fue así, que la representación del paisaje fue ganando terreno en su pintura y que ésta se fue haciendo cada vez más material en su intención de dar a conocer la tierra. “Casi todos se fueron después a París, menos Benjamín Palencia y yo”, llegó a decir en alguna ocasión Alberto Sánchez, y se quedaron ni más ni menos que “con el deliberado propósito de poner en pie el nuevo arte nacional”. Para ello, claro, era necesario conocer el medio antes, como si una cosa llevase a la otra. La tierra se debía reflejar con tierra; y después vendrían los surcos. Testigo de lo agreste de la naturaleza, de su dureza esencialmente castellana, fijando fuertemente los contornos sobre un cielo que no respira, no por nada en especial, sino simplemente porque no tiene espacio, porque el paisaje le ha dejado sin él. A base de mucha pasta, tanta que huele. Oler hasta trascender, o, lo que es lo mismo, mirar muy de cerca.
Desde fines de la década de los treinta parece que fue así, que la representación del paisaje fue ganando terreno en su pintura y que ésta se fue haciendo cada vez más material en su intención de dar a conocer la tierra. “Casi todos se fueron después a París, menos Benjamín Palencia y yo”, llegó a decir en alguna ocasión Alberto Sánchez, y se quedaron ni más ni menos que “con el deliberado propósito de poner en pie el nuevo arte nacional”. Para ello, claro, era necesario conocer el medio antes, como si una cosa llevase a la otra. La tierra se debía reflejar con tierra; y después vendrían los surcos. Testigo de lo agreste de la naturaleza, de su dureza esencialmente castellana, fijando fuertemente los contornos sobre un cielo que no respira, no por nada en especial, sino simplemente porque no tiene espacio, porque el paisaje le ha dejado sin él. A base de mucha pasta, tanta que huele. Oler hasta trascender, o, lo que es lo mismo, mirar muy de cerca.
Benjamín Palencia, Piornos en flor, 1951. Museo de Bellas Artes de Bilbao
BENJAMÍN PALENCIA 1894-1980. Del 29 de marzo al 21 de agosto de 2011. Museo de Santra Cruz, Toledo
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