Este puente, pese a todo, lleva
a otro lugar. Y al contrario de lo que ocurre con la espiritualidad del
expresionismo posterior, Kirchner nos lo deja ver muy rápido: están obsesionados
con el sexo. Son contradictoriamente modernos al tomar una orgullosa conciencia
de la tradición medieval alemana que les lleva a abrazar posiciones
espiritualistas, mitológicas y mágicas. Chovinistas hacia un derechismo extremo.
Es un relámpago. Sus apetencias sexuales estaban, sin embargo, en las antípodas
del gusto ario; pintaron con simpatía y cierta recurrencia gitanos y parejas de
negros. También reflejaron su gusto por las jovencitas y las escenas de
fecundidad. En la Alemania de preguerra sobrevuelan los paisajes idílicos, por
un lado, y escenas de lo que la ciudad tiene de trepidante, por otro.
Ernst Ludwig Kirchner, Bañistas en la playa, 1913. Berlín, Staatliche Museem.
KIRCHNER, desde el 26 de mayo hasta el 2 de septiembre de 2012. Fundación MAPFRE, Madrid.
jueves, 7 de junio de 2012
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