"La tristeza, el aburrimiento, la admiración, el buen tiempo que hace ahí fuera…”,
Paul Valery, El problema de los museos.
Atlas mnemosyne es el nombre que se dio a la forma de conocimiento visual creada por Aby Warburg de 1924 a 1929, en la que se yuxtaponían múltiples imágenes más o menos relacionadas para conformar así un espacio para la argumentación y el pensamiento. A este sujeto dedicó el MNCARS una exposición el año pasado, ATLAS ¿Cómo llevar el mundo a cuestas?, comisariada por Georges Didi-Huberman, profesor en la École des Hautes Études en Sciences Sociales. A propósito de ello, Didi-Huberman realizó múltiples reflexiones acerca de la función que debe cumplir un discurso expositivo. Tomó la expresión “máquina de guerra” para denominar un dispositivo con la capacidad de contestar a los aparatos de Estado, esto es, los museos y las instituciones encargadas de llevar a cabo exposiciones. “Los aparatos de Estado están del lado del poder” opinaba, exigen un resultado inmediato para, después, pasar a otra cosa. “El aparato de Estado siempre busca tener la última palabra, con frecuencia se intenta resumir en una consigna, en un eslogan. Una máquina de guerra nunca tiene la última palabra porque se basa en el montaje, que es un proceso inagotable”, nunca termina del todo. Sin embargo, el hecho mismo de poner esta cuestión sobre la mesa no lo hace más sencillo, ya que, por norma general, el gran arte es parte integrante de los aparatos de Estado. Forman entre todos eso que Ángel González no se cansa de definir como “la industria de las imágenes”, ese elemento extraño encargado de crear grandes corrientes de control y pensamiento. En una entrevista concedida al diario El País con motivo de la concesión del Premio Nacional de las Letras, en noviembre de 2009, Rafael Sánchez Ferlosio declaraba: “hay demasiadas funciones, museos, ceremonias, inauguraciones […] Pavoroso. En todas partes la cultura ha sido siempre un instrumento de control social”.
Aby Warburg, Panel del Atlas Mnemosyne, 1925-1929